‘Me pasó por andar de loca en la calle’
- Dra. Ana G. Lucas Quintero.
- 22 may 2018
- 2 Min. de lectura

Muchas veces siendo médico me sentí frustrada por los resultados obtenidos con un paciente. Luego de la desilusión siempre tuve un momento de reflexión sobre si podría haber hecho más para ayudar a esa persona o si debí hacer algo diferente para tener otro desenlace.
Hace pocos días conocí a una mujer de 33 años que padece de cáncer de cuello de útero con metástasis en pulmones, hígado y cavidad abdominal. Se encontraba tranquila, animada y muy confiada en que el tratamiento indicado por sus médicos le devolvería la salud. Mientras charlábamos me confió que tiene un hijo de 20 años; rápidamente hice las cuentas y concluí que fue madre a los 13 años. Quise saber un poco más, así que me atreví a preguntarle si alguien le había explicado que el inicio de relaciones sexuales tiene consecuencias, a lo que me respondió, “en mi casa no se tocaban esos temas”, pero lo que más me impactó de nuestra charla fue su frase: “eso me pasó por andar de loca en la calle”.
Más allá de las creencias personales, religiosas o culturales, considero que es responsabilidad de todos inculcar valores y hablar de sexo con los más jóvenes; debemos explicarles que el inicio temprano de relaciones sexuales tiene consecuencias para toda la vida que van más allá de perder la inocencia o tener un embarazo no deseado; si no se protegen adecuadamente se exponen a sufrir enfermedades de transmisión sexual como sífilis, hepatitis B, HIV y virus del papiloma humano.
En pleno siglo XXI hay mucha información disponible en los medios de comunicación y en internet, seamos valientes para sentarnos a hablar de sexo, accesibles para responder preguntas, tomémonos el tiempo para escuchar opiniones y discutamos con los jóvenes la información que manejan respecto al sexo.
Las preguntas que no dejan de dar vueltas en mi cabeza son: ¿qué hubiera pasado si esa mujer hubiera conocido los riesgos a los cuales se exponía con un inicio tan temprano de relaciones sexuales? ¿Hubiera sido una madre adolescente? ¿Hubiera adquirido una enfermedad de transmisión sexual? ¿Quiénes debían hablar con ella de sexo?
De lo que estoy segura es que si esa mujer hubiera recibido la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) hace más de 20 años, las probabilidades de padecer de cáncer de cuello de útero hubieran disminuido enormemente, ya que esta vacuna protege contra la mayoría de los cánceres ocasionados por este virus.
Si tus hijos mayores de nueve años no han recibido la vacuna contra el VPH, no le tengas miedo a la vacuna, tenle miedo al cáncer. ¡Vacuna a tus hijos contra el VPH!
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